La provincia Oriental de Arabia Saudí, que se extiende desde la costa del golfo Arábigo hasta las llanuras inhóspitas del desierto de Rub al-Jali, rebosa del encanto de lo desconocido. Allí le esperan aventuras poco frecuentes, que van desde explorar cuevas repletas de fósiles hasta descubrir cimas desiertas. Siga leyendo para saber más sobre las maravillas naturales de la región.
Cuando los minerales presentes en la arena se mezclan debido al clima cálido y árido, forman preciosos cristales conocidos coloquialmente como rosa del desierto. Su intrincada forma, que recuerda a un pétalo, ha hecho que sean muy valiosos desde los tiempos de los primeros beduinos. Salga a buscar su propia rosa del desierto en una expedición guiada por las dunas del desierto, a unos cuarenta kilómetros al oeste de Al Khobar, donde estas formaciones surgen en la arena. Pueden ser de diversos tonos, marrones o más rojizas, y constituyen un precioso recuerdo natural de los inmensos desiertos de Arabia Saudí.
Le gustará saber que el lago Amarillo no es realmente amarillo, sino azul. Lo forma la escorrentía de las 22.000 granjas diseminadas por la exuberante región de Al Ahsa, hogar de uno de los mayores oasis del mundo. No hay carreteras que lleguen al lago, así que lo mejor es contratar un guía con todoterreno para recorrer las dunas hasta estas idílicas aguas flanqueadas de helechos. Puede hacer un pícnic y descubrir las colinas de los alrededores. ¡Ah! No se olvide de los prismáticos. En invierno, llegan para reproducirse entre la vegetación varias especies de aves, como el águila moteada y el carricerín real.
A unos diez minutos en coche al noreste de la localidad de Judah o a unos dos horas y media de Jubail, se encuentra el Pulgar de Judah, una altísima formación rocosa que emerge del desierto como, tal y como indica su nombre, un pulgar amenazador. Únase a otros todoterrenos para explorar las cercanas escarpas, repletas de sorpresas como cuevas escondidas y empinadas formaciones rocosas, y observe cómo los camellos encuentran su camino a través de la arena. Podrá incluso acampar por la noche, pero no espere dormir mucho porque el cielo estrellado es todo un espectáculo que no hay que perderse.
El mastodonte, un pariente lejano del elefante, campaba sobre la tierra en los tiempos prehistóricos y hoy en día aún se ve en Arabia Saudí el reflejo geológico de aquellas manadas. A casi dos horas en coche al norte de Jubail se encuentra la cueva del mastodonte, en cuyo techo se observa una impresionante colección de huesos fosilizados que, según los locales, son de mastodonte. La cámara de roca arenisca acoge una fauna diversa, como murciélagos, palomas bravías, búhos, lobos y zorros, entre otros. ¡Todo un paraíso para observar animales! Necesitará un guía para encontrar el lugar, ya que hay pocos carteles, pero merece la pena hacer la excursión. Además, por el camino hay muchísimos y preciosos lugares para acampar.
En invierno, grandes bandadas de flamencos, entre otras aves, se reúnen a lo largo de la costa oriental de Arabia Saudí. El mejor lugar para verlos es en la reserva de Sabkhat al-Fasl, cerca de Jubail, donde miles de estos pájaros rosados se congregan en los meses más fríos y crean el momento para sacar la foto perfecta. Es fácil llegar en coche hasta la reserva, por lo que no necesitará guía.
Después puede visitar la cercana playa de Al Nakheel, disfrutar de la brisa marina y hacer una barbacoa.
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